martes, 29 de noviembre de 2016

La mitología en el arte. El nacimiento de Venus




Los temas mitológicos han sido utilizados en la historia del arte por numerosos artistas y en diferentes épocas, pero su mayor representación fue durante el Renacimiento. Este periodo artístico significa volver a nacer y esta idea comenzó a ganar terreno en Italia. En ninguna ciudad fue más intenso esta idea de “volver a nacer” que en Florencia, fue allí, donde un grupo de artistas creó un arte nuevo rompiendo con las ideas del pasado, y entre ellos, Sandro Botticelli.
Gracias al escritor Giorgio Vasari[1], conocemos un poco más la vida de Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi (Florencia 1445-1510), apodado Sandro Boticcelli, perteneció a una familia humilde de Florencia. Vivió la segunda mitad del siglo XV, y siempre en la Toscana. Pintor característico del Quattrocento italiano., con 14 años se convirtió en aprendiz de orfebre, después se formó en el taller de Fray Filipo Lippi, quien sería su mentor. Trabajaría en Prato y en pequeñas ciudades de alrededor. De este pintor recibe sus mayores influencias: nuevo control de las formas tridimensionales, delicadeza en la expresión de los rostros y gestos, detalles decorativos y un estilo íntimo. 
En torno a 1450, ya pertenece a los artistas de San Lucas, con más prestigio de toda Florencia, lo que hará que los Médicis lo incorporen como pintor favorito. Fue conocido por su pintura mitológica, aunque hay que destacar la belleza y la amplitud de sus temas religiosos. Será un gran dibujante, al igual que su maestro Lippi. Hacia la década de 1460, comienza a realizar encargos de Madonna, que realizaría influenciado por Lippi, y que además será unos de los trabajos y temas que más fama le dará entre las familias nobles, que irán acrecentando su fama y su trabajo. Por la década de 1470 Botticelli ya tenía su propio taller de pintura, él sería ahora el maestro y mentor del hijo de Filippo Lippi, Filippino Lippi. 
Después de su vuelta a Roma en 1482, Botticelli crea una serie de pinturas de contenido mitológico. Esta temática entra en la iconografía abordada por Sandro Botticelli. Es un pintor que proyecta en sus obras profanas las inquietudes culturales de la Florencia de la época. Esta pintura es casi una ilustración del episodio análogo narrado por Poliziano[2] en el poema El torneo, el cual describe como la diosa llega del mar a la orilla empujada por el viento y la espera la Primavera. 
Es una tempera sobre lienzo, realizada en torno al año 1485, de 172,5 x 278,5 cm y se encuentra ubicada en la Galleria degli Uffizi en Florencia. Venus es la diosa del amor y la belleza, y su nacimiento según la leyenda surge de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El momento que  representa el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera (Chipre), empujada por el viento como describe Homero, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli. Venus aparece en el centro de la composición sobre una enorme concha, esta iconografía aparece relacionada con el mundo femenino y la virginidad; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas. La figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el dios del viento, que la empuja hacia la orilla junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a una de las Horas, las diosas de las estaciones, gracias a la iconografía podemos saber que es la Primavera, ya que su manto está decorado con motivos florales. La Hora espera a la diosa para arroparla con un manto también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella.
Técnicamente, Botticelli ha conseguido una figura magnífica aunque el modelado es algo duro, refuerza los contornos con una línea oscura, como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia a la Antigüedad a la hora de realizar sus trabajos. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles. El resultado es sensacional pero las pinturas de Botticelli parecen algo frías e incluso primitivas. 
Fue pintado antes de viajar al Vaticano para trabajar en la corte papal. Para Gombrich[3] representa una intelectualización de la metamorfosis de Ovidio reinterpretada por el propio pintor. De nuevo el movimiento aparece en los cabellos.
                                                      
                                                BIBLIOGRAFÍA
AA.VV., El arte en la Italia del Renacimiento, ed. H. F. Ullman, 2008.
AA. VV., Florencia, arte y arquitectura, ed. H. F. Ullman, 2007.
BAGUÉ-VICENS, E. Ars, ed. Teide, S.A., Madrid, 1974.
GOMBRICH, E. H., La historia del arte, ed. Phaidon Press Limited, 1997.
VASARI, G., Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos, ed. Cátedra, Madrid, 2015.





[1] (1511-1574), escritor de “Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos”. 
[2] (1454-1494) Humanista y poeta italiano. 
[3] Ernst Hans Josef Gombrich (1909-2001), historiador del arte británico, trabajó en la Universidad de Londres (1956-59) y en el Warburg Institute (1959-76), donde ocupó diferentes cargos de investigador antes de convertirse en su director.  

jueves, 20 de agosto de 2015

Santa Sofía de Constantinopla


La iglesia de Santa Sofía, dedicada a la tercera persona de la Trinidad, es una de las obras más sublimes del arte bizantino. Fue construida del 532 al 537, durante el mandato de Justiniano I en Constantinopla, capital del Imperio bizantino.

Será el resumen de todo el programa ideológico del reinado de Justiniano: Grandeza, esplendor y poder. Es Santa Sofía el último edificio de la Antigüedad y el primero de la Edad Media.
Su obra fue iniciada para sustituir a la vieja iglesia de Santa Sofía que fue destruida tras la Revolución de Nika hecha por Constantino.

Se basa en una planta rectangular, dividida en tres naves. La nave central es el doble que las laterales. La amplitud de la nave central hace que a simple vista aparente un templo de cruz griega marcado por los grandes pilares, que le proporciona un protagonismo a la cúpula. Se toma la planta central, como la principal imagen de la arquitectura bizantina.

Sus arquitectos, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, cubrieron el edificio, de planta cuadrada, con una cúpula central sobre pechinas. Ésta reposa sobre cuatro arcos, sostenidos a su vez por cuatro columnas. Dos semicúpulas hacen de contrafuerte de la cúpula central y los muros abiertos están asegurados por contrafuertes. Todo esto permitió que en las zonas laterales hubiera una apertura hecha tribuna.

Sus arquitectos realizaron un diseño sin antecedentes, tomando elementos conocidos (planta basilical y rotonda), pero que se unen en una estructura nueva.
La luz era necesaria en ese templo de la divina sabiduría.


Fue utilizada como iglesia cristiana durante casi mil años, desde su construcción hasta conquista de Constantinopla por los turcos en 1453. Su arquitectura es eminentemente espacial, aunque el efecto exterior ha sido significativamente modificado por los otomanos, que lo enriquecieron con minaretes, espolones y grandes contrafuertes.


Interior Santa Sofía










Exterior Santa Sofía











Plano axonométrico de Santa Sofia



ENLACES
https://mundosoxidados.files.wordpress.com/2015/04/santasofia2.jpg
http://www.almendron.com/artehistoria/wp-content/uploads/hagia_sophia.jpg
http://peregrinayevangeliza.com/wp-content/uploads/2013/09/iglesiadesantasofa1tv0.jpg

jueves, 30 de julio de 2015

La Venus de Willendorf


Seguimos en la Prehistoria, pero esta vez os voy a hablar de una pieza muy conocida por todos los que han ahondado un poco en la historia del arte. Me refiero a la Venus de Willendorf.


Realizada en piedra caliza, la mayor característica de esta obra es la exageración de los rasgos femeninos, como los pechos, caderas o muslos. Sigue la ley de la simetría, propia de las leyes primitivas. Al no tener rasgos faciales, hace que el espectador se concentre en los demás atributos corporales.


Esta pieza tiene un sentido mágico-religioso, la Venus de Willendorf es un exvoto para la fertilidad. Sus exagerados atributos y el no tener rostro, implica que no sea la escultura de una representación naturalista de una mujer, sino ante una estatua-símbolo que contenía el concepto de fertilidad. 


FUENTES



AA.VV., Historia del Arte, Ecir Editorial, Valencia, 2006.


BRÉZILLON, M., Dictionnaire de la Prèhistoire, Librairie Larousse, París, 1969.


Venus de Willendorf

martes, 21 de julio de 2015

Las Cuevas de Altamira

Para poder hablar de la historia del arte y por tratarse de la primera entrada del blog, voy a hablar de los primeros esbozos de arte que se encontraron situados en la Prehistoria.


Y cómo no, las Cuevas de Altamira (Cantabria) serán un claro referente en esta etapa de la historia del arte.


Descubiertas por Marcelino Sanz de Sautuola en 1875, las representaciones están dotadas de una excepcional calidad. La temática será animalística, en la cual el bisonte será la mayor representación, pintados en diversas bóvedas de las grutas, ocupando una extensión de 100 m2.


Utilizan la técnica grasa, la cual gracias a la porosidad de la roca ha seguido intacta. Los trazos lineales en negro-carbón son complementados con otros como el marrón-ocre, produciendo una degradación tonal que sugiere bulto.


Para que las pinturas tuvieran sensación de relieve utilizaban los salientes de las rocas. Por otro lado, al adaptarse a las medidas reales de proporción, haciendo uso del perfil absoluto, da lugar a una sensación de naturalismo. La profundidad no existe en este tipo de pinturas, ya que no interesa representar un fondo paisajístico.  






FUENTES



AA.VV., Historia del Arte, Ecir Editorial, Valencia, 2006.  






Detalle de un bisonte

Detalle de una de las bóvedas de las Cuevas de Altamira